"Aunque los tropiezos de mi pasado amenazaban con impedirme alcanzar mi meta de convertirme en un consejero de abuso de sustancias, LCM no me juzgó. Por el contrario, me dieron la bienvenida y me mostraron que Dios es bondadoso y misericordioso. Me asignaron un mentor, que se convirtió en una familia y caminó conmigo a través de cada obstáculo desalentador. La mentora fue a las reuniones en las escuelas conmigo, escuchó mis quejas, me escuchó llorar y compartió las victorias a lo largo del camino.

Cuando quise rendirme porque los asuntos de la vida eran difíciles, las finanzas eran escasas y el trabajo era tocado, ellos me animaron a seguir adelante y a nunca rendirme creyendo que Dios tiene un propósito y un plan para mi vida. Me ayudaron a llegar a donde estoy hoy mental, espiritual y emocionalmente. Cuando a mi hija le diagnosticaron cáncer de huesos, LCM me abrazó y ayudó a mi familia a superarlo. Estoy verdaderamente bendecida de que Dios nos haya elegido a mí y a mi esposo para estar en el programa de becas."